Los cierres de negocios y la desaparición de enseñas ha continuado, pero ambos factores muestran ratios de crecimiento neto con la creación de otras cadenas y la apertura de nuevos puntos de venta, variables que podrían haber sido más elevadas sin la limitación crediticia a la que continuó enfrentándose de forma generalizada la PYME española durante el pasado año.

Aunque a finales de 2012 el número de cadenas consolidadas es mayor que hace un año, 899 marcas, lo cierto es que continúa la tendencia de ralentización. Mientras que en 2011 el número de redes se incrementó en un 2,2%, en 2012 apenas lo hizo en un 1,4%. La proporción entre enseñas nacionales y extranjeras se mantiene en la misma línea que en años anteriores -un 85,9% son franquicias de origen español-, aunque si bien con un ligero incremento de las franquicias nacionales en detrimento de las extranjeras -básicamente norteamericanas, italianas y francesas-, que a finales de 2011 suponían el 15,6% de las
franquicias operativas en nuestro país. Un año después su posicionamiento se sitúa en el 14,1% del total de marcas.

Más de la mitad de las cadenas de franquicia, el 53%, se encuadran en actividades del sector terciario, agrupando un total de 472 enseñas. Se trata por lo
general de modelos de negocio que requieren menores inversiones y estructuras de personal y que por tanto encuentran mayor facilidad en la captación de
franquiciados, de ahí que sea este tipo de actividades las que más acudan a la franquicia como sistema de crecimiento. De hecho, tan sólo el 14% son de cadenas de Restauración, formato de negocio que requieren mayores superficies, costosas dotaciones técnicas y elevadas plantillas.

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