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«Risky Business» y el emprendedor del siglo XXI

«Risky Business» y el emprendedor del siglo XXI

22 de agosto de 2012 | Sin categoría

«De vez en cuando di: ¡Qué Diablos!, pero que ese ‘Diablos’ te dé libertad. La libertad tiene la oportunidad. La oportunidad hace tu futuro», Tom Cruise en Risky Business (1983). Usando como vehículo esta famosa película, tratemos de sacar lo mejor de nosotros mismos para tener más cerca el éxito y que, si no se consigue, no sea por no haberlo intentado.

La verdad es que esta película me pilló de niño. En aquel tiempo admiraba el estilo de zapatos de verano (tipo mocasines) sobre calcetines blancos, las chaquetas con la marca de universidades estadounidenses y, por supuesto, la actriz Rebeca De Mornay. Todos, recuerdos que marcaron época.

Quizás, lo peor de todo, fue que en la agenda de contactos de las chicas del colegio, aparecieran constantemente otros que no era yo. Hace poco he vuelto a ver el film y, la verdad, buceando en su idea, no puedo más que sonreír y verme un poco en su actitud. No en la de parecerme a Cruise, ¡ups!, pero sí en el concepto o espíritu que quizás pretende: sacar lo mejor de ti en lo que hagas y siempre sonriendo.

Una de las grandes banderas de la cultura estadounidense, es el fomento del individualismo, el intentar crear o haberlo intentado aunque no lo consigas, como antesala del éxito de tu proyecto. Esforzarse por crear, siempre se ve bien, sean cuales sean los resultados. Más cuando en nuestra cultura solemos ser más taimados y tendemos a vivir amparados en la familia o en el estado de bienestar. Así es como en tiempos de crisis, muchos nos lanzamos a crear por crear, aunque sin definir por qué queremos hacerlo.

Tengamos un producto u otro, no pensamos en lo principal, es decir, en preguntarnos, ¿podré con ello? Debemos ser realistas y, por ejemplo, independiente del producto que Tom Cruise vende en la «peli», darnos cuenta de que lo esencial es la mirada que hace sobre sí mismo y la preparación que tiene para lograrlo.

A veces es fácil leer y creer en frases gastadas y faltas de contenido, como «crea e innova» -facilitadas quizás por el propio estado que se ve incapaz de generar empleo-, y luego llegar al banco para que te digan «no». Nadie se hace cargo de tus sueños rotos, nadie te dice que una vez constituida tu empresa hay cientos de costos fijos, arriendo, seguridad social, etc. En definitiva, nadie te habla de las oscuridades cuando -seamos serios- durante el primer año de tu emprendimiento, tendrás más probabilidad de andar en el «menos» que en el «más».

Las tres cosas que creo esenciales, a la hora de empezar son:

1. Optimismo

Lo que vende eres tú y punto. Si consigues tener la cabeza limpia, clara y soleada, quizás tengas una oportunidad. Tu producto comenzará a venderse en base a la energía que desprendas y al control que tengas sobre él. Ten en cuenta, que va a haber días muy malos: no hay llamadas o un potencial cliente no llega a serlo.

Cuanta más gestión hagas de tu miedo al precipicio, cuanto más luches por tu idea y cuanto más la mantengas, más oportunidades tendrás. Pero nunca olvides que el mercado manda y, por lo tanto, nunca controlarás el 100% de lo que suceda. Esa gestión de inicio es vital, porque si todo sale bien estarás capacitado para una correcta gerencia del mismo. Así, es inversamente proporcional el cómo proceda tu cabeza al diseño del producto en sí. Cruise no ve problemas sino soluciones y, algo mejor, sabe que el futuro es ahora, lo que le permite decidir en función del mañana.

2. Producto:

No, no nos engañemos en buscar el nuevo producto que salve al mundo, sino que innovemos en aquello que ya tenemos. ¿Has pensado cuantos Bill Gates se han quedado por el camino? Hace poco leí un estudio en el que sólo el 1,2% de la población mundial generaba una gran idea que modificaba el «todo», por lo tanto, el resto nos dedicamos a reconvertir o modificar las estructuras ya vigentes. El éxito del creador de Facebook fue aprovecharse e innovar sobre algo que ya existía: la red.

En Risky Business, Cruise gestiona de una manera particular, es obvio, pero lo que hace simplemente es conocer el producto, su mercado, el perfil de su posible cliente, la competencia y, por supuesto, conservar un perfecto estándar de calidad y servicio postventa. Cumplidos todos estos preceptos, el mercado justipreciará.

3. Equipo:

piensa que si andas vendiendo, ¿quién atiende las llamadas? Si optas por quedarte, ¿quién sale a vender? Debes apostar por el equipo desde el inicio, porque éste será tu base de gestión y desde donde el cliente percibirá tu fuerza y energía, la realidad de tu producto y ese es el «valor» que vende.

El equipo tiene a su vez un sujeto que nunca debemos olvidar: en los días nublados tu entorno debe apoyar tu idea y más en estos tiempos de crisis, donde lo normal es que muchos quizás no te entiendan o simplemente creen que lo mejor es que te resignes a trabajar en el sistema formal, sin considerar que algunos nacimos espíritus libres con ganas de emprender. Por lo tanto, debes «comunicar» desde el inicio los «porqués», «cómos» y «dóndes», ya que de la gestión de los predicados obtendrás tranquilidad, algo necesario en momentos de guerra.

Como Tom Cruise, gestiona con optimismo y consigue motivación.

Autor: José Ramón Villaverde García, Emprendedor y fundador de Izahara Diseño de Proyectos

 

Acerca del autor: navarraemprende

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